Presencia de procesionaria en las zonas de pinar de la Sierra de Guadarrama

Presencia de procesionaria en las zonas de pinar de la Sierra de Guadarrama, que puede provocar fuertes reacciones urticantes en personas y mascotas. Actualmente con mayor incidencia en la zona de La Pedriza.

Lo mejor es alejarse de ellas y llevar controladas y atadas a las mascotas para evitar que puedan acercarse a ellas.

La procesionaria del pino es un insecto que convive con esta especie arbórea desde hace miles de años, y forma por tanto, parte de las especies propias del ecosistema de los pinares en España y todo el marco circunmediterráneo. Su mera presencia, aún en grandes cantidades no supone peligro grave para la masa forestal, ya que, aunque llega a defoliar parcialmente a los pinos (en ocasiones totalmente), con la llegada de la primavera el pino vuelve a brotar y reanuda su actividad vegetativa, ya que las orugas solo se comen las acículas, quedando las yemas intactas, lo que permite el rebrote con total normalidad. Ciertamente, en aquellos casos en los que la defoliación es total o muy importante, el pino va a tener una actividad muy limitada debido a la falta de follaje respecto a una condición normal. En algunos casos, eso puede resultar atractivo para que esos árboles puedan ser atacados por algún organismo oportunista, aunque esto suele darse en casos excepcionales.

Por otra parte, y precisamente por estar perfectamente adaptados al ecosistema, cuando las condiciones del medio no son adecuadas para sostener sus poblaciones, estos insectos han desarrollado un mecanismo de latencia, de forma que pueden permanecer en forma de crisálida enterrados en el suelo durante varios años a la espera de que las condiciones sean mejores para su desarrollo. Esta es a veces la razón por la cual se comienzan a advertir de forma súbita incrementos de poblaciones. Las condiciones meteorológicas sufridas durante estos últimos años, con temperaturas muy por encima de la media y precipitaciones muy irregulares, ha favorecido la presencia masiva de procesionaria en muchas zonas, especialmente en zonas altas.

Por lo general, el planteamiento que se lleva a cabo para la realización de medidas de control de las poblaciones de orugas de procesionaria está más dirigido a aquellas zonas donde la presencia de las orugas cause problemas de índole social asociados a posibles alergias y deterioro visual, que por la trascendencia económica o medioambiental derivada de su presencia, tales como parques, áreas recreativas, zonas con afluencia de público, etc.

En cualquier caso, hay que indicar que, debido a la importancia ecológica de la zona, y por tratarse de un Espacio Natural Protegido, las operaciones a realizar han de ser extremadamente respetuosas, por lo que la utilización de tratamientos fitosanitarios con productos insecticidas es el último recurso que se debe utilizar. Precisamente por este motivo se ha preferido utilizar otros medios de control, como la instalación de trampas de feromona para la captura de mariposas macho.