¿Anfibios como mascotas contra el virus Zika?... ¡Mala idea!

sapo caniaLa epidemia del virus del zika, transmitido por el mosquito Aedes aegypti, ha causado el terror en la población de las zonas afectadas, lo que está siendo aprovechado por algunos para lucrarse. Así, al propagarse la idea de que sapos y ranas pueden controlar a los mosquitos de los hogares, las ventas de anfibios como mascotas se han disparado.

En Argentina, por ejemplo, donde por el momento se han confirmado sólo 5 casos de zika, las ventas online de anfibios se han multiplicado tras el anuncio de las autoridades de que el mosquito vector está resitiendo a las fumigaciones.

Sin embargo, la realidad es que, aunque los anfibios son voraces consumidores de una gran variedad de insectos, la estrategia de tenerlos en casa como mascota para combatir a los mosquitos dista mucho de ser efectiva.

Los anfibios son fundamentales en las redes tróficas por ser tanto presas como depredadores. Sin embargo, los mecanismos por los que los anfibios controlan a las poblaciones de mosquitos y otros invertebrados en los ecosistemas son más complejos. Los efectos de la depredación de los anfibios sobre los insectos tiene lugar a escala de comunidades naturales, conformadas por miles o millones de individuos de diferentes especies y en diferentes estadios de desarrollo.Así, la mayor consumición de mosquitos por parte de los anfibios tiene lugar en el medio acuático, donde las larvas de los anfibios depredan sobre las larvas de mosquito. Por otro lado, lo más destacable de la depredación de los anfibios sobre los insectos es, precisamente, la enorme variedad de presas que consumen, lo que hace difícil evaluar su efecto sobre una sola especie de insecto. Por lo tanto, aunque los anfibios tienen un efecto severo sobre las comunidades de insectos, no pueden ser descritos de una manera simplista.

Un buen ejemplo del riesgo de utilizar a los anfibios como controladores biológicos lo constituye el sapo de la caña (Rhinella marina), que fue introducido en diversos países con el propósito de combatir plagas agrícolas. En Australia, desde su introducción en los años 30, la población de sapo de la caña no ha parado de expandirse vertiginosamente. El efecto buscado sobre los insectos no se consiguió, y finalmente se recurrió al uso de insecticidas, pero el sapo de la caña se convirtió en una plaga extraordinaria que amenaza a toda la biodiversidad.

Nos preocupa mucho el comercio de anfibios y la posesión de animales por particulares que desconocen los riesgos de la introdución de especies foráneas en el medio ambiente. Los daños mas conocidos que desencadenan las especies introducidas, la depredación y competencia sobre las especies locales, son un juego de niños comparado con su papel de vectores potenciales de enfermedades infecciosas.