La recuperación del tramo alto del rio Manzanares
Ángel Rubio
En el año 2014 se inició el seguimiento intensivo del estado ecológico, con el fin de evaluar la afección de la intensa actividad del baño en el río Manzanares en el interior del Parque Nacional. Fue precisamente en este año, cuando se detectó un descenso de su estado ecológico, presumiblemente debido al baño. Durante el año 2015, el baño se siguió permitiendo, evaluándose paralelamente su estado ecológico. Los informes técnicos desvelaron a final de ese año que el estado ecológico descendió moderadamente desde sus condiciones de referencia, respecto a estaciones de control en la que el baño no se practicaba.
Pero, ¿cuáles fueron los impactos más relevantes? Los principales impactos se debieron a una alteración importante del hábitat fluvial, ocasionada por una modificación del sustrato del río, a modo de represas artificiales relacionadas con el baño. Además otros impactos como la acumulación de basuras, la erosión y compactación de orillas, así como una alteración de la vegetación de ribera fueron más que evidentes. Esto desencadenó la aparición de blooms algales, la desaparición de refugio y hábitat de muchas especies, así como la ausencia de plantas acuáticas (principal fuente de alimento de muchos invertebrados). Consecuentemente, los efectos no visibles a simple vista, fue la desaparición de especies indicadoras a la vez de un fuerte incremento de muchos grupos de insectos oportunistas (quironómidos) favorecidos por estas alteraciones, así como un descenso moderado del estado ecológico.
¡No había duda! la actividad del baño, era la causante principal de la importante alteración del ecosistema fluvial y de su estado ecológico.
Pasados cinco años desde que se inició el seguimiento ya se pueden extraer conclusiones muy vinculantes referentes al impacto del baño en ecosistemas fluviales, y que es extrapolable, no solo al Manzanares, sino a todos los ríos en los que practica el baño de manera intensa. Durante los siguientes años, una vez que se tomaron las medidas de conservación del espacio en la primavera del año 2016, (limitación del baño y el control de accesos), se pudo apreciar una cierta mejora del estado ecológico del río. Durante el año 2018 se ha mantenido una situación similar al año 2017, por lo que es previsible que los índices biológicos se están recuperando a niveles de referencia en el tramo aguas abajo de Charca Verde. Aunque en el entorno de El Tranco, el estado ecológico actual aún no es el óptimo, por lo que es previsible que año tras año pueda llegar a él, recuperando su estado natural. Si quieres más detalles, puedes consultar el informe técnico.
Sin embargo, lo verdaderamente relevante, ha sido que algunas especies más sensibles de invertebrados que desaparecían del río en los meses estivales cuando se practicaba el baño, siguen manteniéndose a lo largo de todo el verano; y que las especies oportunistas sobredominantes, estabilizan su densidad a niveles más ajustados a un ecosistema inalterado, más típico a los ríos similares de la Sierra de Guadarrama. En definitiva, se ha conseguido que muchos seres vivos, puedan vivir, crecer y desarrollarse en su medio intacto, recuperándose por ello el equilibrio, la diversidad y estado ecológico en gran medida.
Pero, si bien las medidas adoptadas para este tramo del rio Manzanares han sido exitosas nos preocupa que, estos efectos, se trasladen a otros ríos cercanos serranos como el río Lozoya. Preocupación que se fundamenta en el hecho observado en estos meses estivales, de una se gran afluencia de visitantes para la práctica del baño, cuyo perfil es nuevo en la zona.
Desde el Parque Nacional estaremos atentos para adoptar las medidas precisas para que en el rio Lozoya, la cuenca de la que beben más de la mitad de los madrileños, no se desencadenen los efectos tan nocivos como los acontecidos en el Manzanares años atrás. Pero para conseguirlo necesitamos la colaboración de todos.
Además conviene recordar que en el río Manzanares, desde su nacimiento y en su trayecto a su paso por la Pedriza, está declarado como Reserva Natural Fluvial, que junto al río Eresma, (y próximamente el río Lozoya), declaración que es el reconocimiento a ser unos de los mejores ríos españoles. Nuestro deber, por tanto, velar por la conservación en estado prístino de estos magníficos ríos que nos brinda la Sierra de Guadarrama.