La laguna de Peñalara como indicador ecológico
Ignacio Granados
Desde los primeros pasos, en los años 90, del Parque Natural de la Cumbre, Circo y Lagunas de Peñalara, hoy incluido en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, la conservación y protección de la laguna de Peñalara era una prioridad para la Comunidad de Madrid. Por ello, el Centro de Investigación, Seguimiento y Evaluación del Parque Nacional, además de acometer un importante número de proyectos de conservación, se encarga también de analizar mensualmente las variables ambientales y los principales parámetros fisicoquímicos de la laguna para establecer su estado ecológico. Recientemente se ha emitido un completo informe con los resultados de estos estudios hasta el 2021, y del cual creemos que hay una serie de datos que pueden llamar la atención de visitantes y amantes de esta sierra.
Por ejemplo, en torno a 126 días la temperatura media del aire se sitúa por debajo de 0°C, oscilando entre 88 y 157 según el año. Así, una de las características clave de la laguna es que permanece cubierta por una capa de hielo una media de 4 meses al año. Esta cubierta de hielo no es algo homogéneo, sino que suele estar constituida por diferente capas (hielo con o sin burbujas de aire, nieve compactada o incluso una especie de granizado de agua y cristales de hielo) que llegan a alcanzar hasta 179 cm de espesor.
Laguna Grande de Peñalara helada. Autor: Ignacio Granados.
Otro dato curioso es el tiempo que permanece el agua en la laguna, en torno a 10 días. Pero este dato es una media anual, ya que en verano aumenta hasta los 26 días y, sin embargo, en determinados momentos de deshielo o con fuertes lluvias puede llegar a circular el doble del volumen del agua de la laguna en un solo día.
Otra característica quizá algo más conocida es el alto grado de pureza del agua. Por un lado, la cantidad de minerales disueltos es extraordinariamente baja (en ocasiones próxima al agua destilada). Esto se debe a que el agua de lluvia y deshielo apenas tiene tiempo de disolver la dura roca de la Sierra de Guadarrama en su pequeño recorrido antes de llegar a la laguna. Por otro lado, los nutrientes esenciales para el crecimiento del fitoplancton (nitrógeno, fósforo principalmente) también son bastante escasos y, de hecho, constituye un indicador clave en el estado ecológico de la laguna. En los últimos 13 años la laguna ha estado en un estado ecológico satisfactorio.
Pero estos resultados no sólo sirven para saber el estado ecológico de la laguna. Hay una serie de variables que constituyen un indicador más amplio en cuanto a qué está ocurriendo en la Sierra de Guadarrama. Por ejemplo, nos indica que la Sierra de Guadarrama está experimentando un proceso de calentamiento climático antropogénico bastante rápido. Entre la década los 80 y los años 10 la temperatura la temperatura media anual ha aumentado 1.9°C, o 2.2°C si tenemos en cuenta sólo el verano. Es evidente que estos cambios deben tener consecuencias. Por ejemplo, solo en 1998 se había visto que la cubierta de hielo se formaba después de año nuevo. Sin embargo, en tres de los seis últimos años el hielo se ha formado en la segunda quincena de enero, una fecha extraordinariamente tardía. Y no sólo estamos viendo estos cambios en invierno: la temperatura media del agua en el mes más cálido está aumentando a un ritmo de 0.61°C/década.
Los estudios de la laguna Grande de Peñalara nos muestran cómo funciona uno de los ecosistemas más escasos de la Sierra de Guadarrama, nos ayudan a determinar si su conservación está en peligro y, por último, constituyen un excelente observatorio de los cambios que están ocurriendo a escala planetaria.
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Evolución del estado hidrológico y ecológico de la laguna Grande de Peñalara correspondinte al año 2021